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Hasta ahora hemos hablado de la expresión, de la utilización del dinamismo natural
centrífugo que hay en nosotros para eliminar tensiones interiores, actualizar contenidos
latentes e ir al mismo tiempo desarrollando una conciencia de profundidad, hasta
acercarnos al YO, fuente de donde surgen todos esos dinamismos.
Hemos hablado también, aparte de esta expresión que puede hacerse a nivel vital,
afectivo, mental y espiritual, del silencio en el que nosotros suspendemos por un
momento la dinámica natural del existir y tratamos de tomar conciencia del hecho
simple de ser aparte de todo fenómeno, de todo proceso.
Nos falta hablar del otro movimiento básico que se da en toda la existencia: el
movimiento centrípeto, hacia adentro, el movimiento de admitir, de entrar. Todo acto
surge del YO; es expresión de esta realidad central. La percepción es también un acto y
esa percepción, cuando es una percepción consciente y aceptada, surge del YO.
Sabemos que hay percepciones a nivel no consciente, de tipo reflejo, cuyo circuito se
queda limitado a determinada altura de la médula espinal sin pasar a las zonas del
cerebro superior. En estos casos no hay una percepción consciente, sino subliminal, por
debajo del umbral de la conciencia; no podemos decir, en tanto que foco consciente, que
percibimos, aunque algo en nosotros percibe.
Estamos ahora hablando de nuestra percepción consciente y voluntaria. Toda
percepción consciente y aceptada se produce cuando la mente pone en contacto unos
datos símbolos o señales- con el YO. De esta interacción, de este contacto surge el
reconocimiento, la noción de realidad de lo percibido. Una percepción lo es cuando
llega al yo y mientras no llega al yo no se puede hablar de percepción. Se puede hablar
de circuito automático, reflejo, pero no de percepción consciente y aceptada. Parece,
pues, que toda percepción es una avenida para llegar al YO. Sin embargo, nos pasamos
la vida percibiendo cosas y no llegamos al YO.
Existen en nuestra mente barreras, que realizan una función defensiva, y que están
constituidas por estructuras mentales supeditadas a la estructura matriz que es el yo-
idea. Yo tengo una idea de mí, creo que soy una idea, una configuración de datos, y, en
la medida en que yo creo ser esto, trato de defenderme, de afirmarme, de realizarme
según esta idea; por ello instalo mi cuartel general en ese campo mental del yo-idea y
trato de vivir toda la vida desde allí; trato de registrar, analizar, valorar, contrastar,
juzgar todos los datos que vienen del exterior en función de los objetivos que defiende
el yo-idea, de lo que va a favor de ese yo-idea; y al mismo tiempo trato de rechazar,
anular, ignorar todo lo que va en contra del yo-idea. De ahí nace ese mecanismo nuestro
por el cual estamos constantemente procurando racionalizar todo lo percibido a unos
datos previos, a unos esquemas, a unos puntos de referencia. Yo me identifico con esos
esquemas de valoración porque el YO se confunde con esos esquemas. Entonces me
parapeto detrás de ellos, en una actitud defensiva y de ataque; por ello, mi mente se
transforma en una plataforma de grandes tensiones y conflictos, y necesito
constantemente saber claro qué es lo que está pasando, tener ideas concretas y definidas
sobre las cosas y las personas, sobre la situación, para poder pronunciarme y sentirme
seguro respecto a aquello. Por eso me siento inseguro, angustiado, cuando hay cosas
que no entiendo, cuando me enfrento a lo desconocido, a cosas que desbordan mi
sistema mental de puntos de referencia. En ese momento, el yo-idea se siente
amenazado.
Esa actitud de alarma general que hay en nuestra mente es la que impide que vivamos
el fenómeno perceptivo de un modo abierto, total. Mientras estemos juzgando y
valorando desde nuestra mente, ese juicio y valoración tendenciosos del yo-idea nos
impedirá llegar a la raíz, al centro, a la base.
La receptividad, como medio para llegar a una percepción más completa
De ahí, pues, la absoluta necesidad de aprender a percibir, de darnos cuenta de esta
maniobra que se da en nosotros en orden a descubrir en nosotros y en lo exterior nuevas
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